lunes, 25 de febrero de 2013

CONTINUARÁ...

Tras setenta y tantas semanas bajando a las profundidades para analizar, con más irracionalidad que precisión, el reflejo submarino de algunos productos culturales Los Buzos de la Esquina vuelven a la superficie deseando a sus lectores muy felices fiestas (cuando toquen) y un próspero Año Nuevo (si lo hay). Sirva esta columna de despedida como agradecimiento a sus lectores y, también, a los ilustres tituladores que han pasado por aquí: de Crispin Glover a Eva Hache, pasando por Mario Vaquerizo, Rodrigo Fresán, Max, Todd Solondz,  John Waters, Ane Igartiburu o  Elena Medel. Habrá nuevas aventuras, aunque no necesariamente en el fondo del mar.

Cada semana un invitado especial  nos titulaba el artículo.
Hoy nos lo titulamos nosotros mismos. No queda nadie. Todos han abandonado el barco y estamos solos nosotros dos mirando el horizonte mientras el agua empieza a cubrirnos los pies. Gracias.

miércoles, 13 de febrero de 2013

HANE¿QUÉ?

Jonathan Millán
Hasta ahora siempre tuve la sensación de que Haneke trataba al espectador como un gran voyeur. Podían ocurrir cosas terribles en la pantalla, pero le ocurrían a los personajes. Sus personajes sufrían y eran torturados y tú sufrías por ellos pero a una distancia de seguridad. Viendo “Amour”, su última película, en un punto sentí estar llegando a un límite.
Tuve un momento de revelación y se lo comenté a mi novia, porque me pareció gracioso...
Minutos después, eso se revelaba como una realidad en la que ya no cabía el humor.
Lo curioso es que, al salir del cine, a pesar de haberlo pasado realmente mal, me sentía, en cierto modo, agradecido. Como cuando un padre te castiga para enseñarte.
Al día siguiente, leí en el blog Las Horas Perdidas un texto de Rafa Martín con la frase clave: “En “Amor”, Haneke te pega porque te quiere, y eso vuelve todo muchísimo peor”.
Por la noche, recordé la primera imagen de la película después del título. Un plano frontal de una platea llena de espectadores en la que estaban los personajes de la película.
Nosotros mirábamos a espectadores como nosotros. Fantaseé con que ese plano-espejo es el que le había servido a Haneke de trasvase. A partir de ahí estábamos en sus manos.

***********************************************************************************************************
PASATIEMPOS
¿Qué tienen en común Michael Haneke y Arnold Schwarzenegger?
SOLUCIÓN: Los dos son austríacos y ambos han alcanzado la excelencia en el difícil arte de encontrar nuevas y sofisticadas formas de repartir leches.


Esta semana nos titula: Thais Villas

miércoles, 6 de febrero de 2013

AMA LIZARAN


Jordi Costa
En “La submissió”, relato incluido en el libro “El perquè de tot plegat”, Quim Monzó lograba una miniatura perfecta –y aterradora-, que se sustentaba sobre una aparente paradoja: el retrato de una mujer sumisa como sujeto de poder, en perfecto control de la situación. Una sumisión entendida como acto desafiante de agresividad y dominio del territorio.
Cuando Ventura Pons llevó el libro al cine, cambió la tercera persona por la primera y le confió el texto a Anna Lizaran, que lo desgranaba en (casi) plano secuencia, atravesando la pantalla con mirada de fuego. El final del monólogo es algo así como la síntesis perfecta de la excelencia de la actriz.


Pero, sobre todo, reparen en esto…
¿Acaso no resulta evidente que este punto y final en tres tiempos mejora lo que, a primera vista, ya parecía inmejorable?
¿Alguien cree que alguna vez podremos olvidar a Anna Lizaran?

Esta semana nos titula: Antonio Orejudo