miércoles, 6 de febrero de 2013

AMA LIZARAN


Jordi Costa
En “La submissió”, relato incluido en el libro “El perquè de tot plegat”, Quim Monzó lograba una miniatura perfecta –y aterradora-, que se sustentaba sobre una aparente paradoja: el retrato de una mujer sumisa como sujeto de poder, en perfecto control de la situación. Una sumisión entendida como acto desafiante de agresividad y dominio del territorio.
Cuando Ventura Pons llevó el libro al cine, cambió la tercera persona por la primera y le confió el texto a Anna Lizaran, que lo desgranaba en (casi) plano secuencia, atravesando la pantalla con mirada de fuego. El final del monólogo es algo así como la síntesis perfecta de la excelencia de la actriz.


Pero, sobre todo, reparen en esto…
¿Acaso no resulta evidente que este punto y final en tres tiempos mejora lo que, a primera vista, ya parecía inmejorable?
¿Alguien cree que alguna vez podremos olvidar a Anna Lizaran?

Esta semana nos titula: Antonio Orejudo

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