viernes, 23 de noviembre de 2012

SPOCKEN ARGO


Jordi Costa

Pues sí… Que “Argo”, tercer largometraje dirigido por Ben Affleck, se haya convertido en una de las películas del año me toca las narices. Por varios motivos. Para empezar, por contar la política exterior americana como si fuera una misión de caballeros jedis. Pero, sobre todo, me irrita que Affleck convierta esa falsa película (utilizada como tapadera para liberar a unos rehenes fugados) en un delirio friqui, cuando, en realidad, era la adaptación de un clásico tan rotundo como “El señor de la Luz” de Roger Zelazny con diseños del colosal Jack Kirby. En la película de Affleck sale el personaje de John Chambers (John Goodman), el técnico de maquillaje que le facilitó todo el material a la CIA, pero en ningún momento se menciona que él también fue el hombre que había diseñado las orejas vulcanianas de Mr. Spock en la serie “Star Trek”. Eso es lo único fascinante de “Argo”: pensar en el extraño camino que lleva de las orejas de Spock a un thriller con el Sha al fondo y el ayatollah Jomeini encima. La oreja de Spock como centro del enigma de un “Blue Velvet” geopolítico: si la película de Lynch mostraba la oscuridad que se agitaba bajo el césped de la América de Norman Rockwell, “Argo” convierte algo muy sucio –la inmersión de Irán en el caos como daño colateral del intervencionismo americano- en una pieza de ingeniería limpia y luminosa como una espada láser.

Esta semana nos titula: Darío Adanti

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