jueves, 7 de junio de 2012

EL SITIO DE LOS DESEOS


Josdi Costa
El pasado 8 de mayo fallecía el escritor e ilustrador Maurice Sendak. En su obra maestra, Donde viven los monstruos, propuso una metáfora perfecta, irreductible a un solo significado: la historia de ese niño liberado de su infierno cotidiano por la feroz fuerza de la imaginación fue interpretada por algunos lectores como una auténtica lección de Psicoanálisis para niños. La tierra salvaje de los monstruos a la que viajaba el protagonista podía ser el territorio del deseo cumplido, de un placer sin culpa.
Años más tarde, la serie Perdidos parecía adaptar el mismo planteamiento a la era de la persistente inmadurez adulta: la isla enigmática donde un inválido podía transmutarse en una suerte de Coronel Tapioca, un médico agonías asumía una condición mesiánica, un infeliz podía cumplir con eficacia el papel de sinuoso villano… La isla de Perdidos, en cierto sentido, creció bajo el lugar donde vivían los monstruos de Sendak. El visionario se ha ido, pero el mito que construyó se quedará para siempre con nosotros: es, de hecho, nuestro subconsciente encerrado en un cuento infantil, un territorio infinito capturado en un manifiesto portátil.

Esta semana nos titula: Elena Medel

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