jueves, 7 de junio de 2012

EL SITIO DE LOS DESEOS


Josdi Costa
El pasado 8 de mayo fallecía el escritor e ilustrador Maurice Sendak. En su obra maestra, Donde viven los monstruos, propuso una metáfora perfecta, irreductible a un solo significado: la historia de ese niño liberado de su infierno cotidiano por la feroz fuerza de la imaginación fue interpretada por algunos lectores como una auténtica lección de Psicoanálisis para niños. La tierra salvaje de los monstruos a la que viajaba el protagonista podía ser el territorio del deseo cumplido, de un placer sin culpa.
Años más tarde, la serie Perdidos parecía adaptar el mismo planteamiento a la era de la persistente inmadurez adulta: la isla enigmática donde un inválido podía transmutarse en una suerte de Coronel Tapioca, un médico agonías asumía una condición mesiánica, un infeliz podía cumplir con eficacia el papel de sinuoso villano… La isla de Perdidos, en cierto sentido, creció bajo el lugar donde vivían los monstruos de Sendak. El visionario se ha ido, pero el mito que construyó se quedará para siempre con nosotros: es, de hecho, nuestro subconsciente encerrado en un cuento infantil, un territorio infinito capturado en un manifiesto portátil.

Esta semana nos titula: Elena Medel

viernes, 1 de junio de 2012

EL HOMBRE QUE NO QUERÍA FLOTAR


Jonathan Millán
Hace algunos meses, una noche, después de cenar, puse la tele y echaban una peli. Estaba empezada (no sabía cuánto, pero me daba la sensación que la cosa estaba ya bastante avanzada) y me puse a verla...pero se alargó mucho, se me hizo tarde y me fui a la cama antes de ver el final. Luego en la cama, sin querer, me imaginé un final por mi cuenta.
Un amigo me dijo que estaría muy bien crear una sección que consistiera en ver películas hasta la mitad e imaginárse el final. Películas que estuviesen en cartelera. Ir al cine y salir a media peli para poder hacer la sección. Yo voto por eso.


LA PELÍCULA
En la peli (ambientada a finales de los 40), un negro trataba de entrar en la Marina para ser buzo y, tanto sus compañeros como los altos cargos, le ponían todas las trabas posibles por el hecho de ser de color (en ese momento, no había, ni estaban permitidos los buzos negros).
El chico iba ascendiendo, a contracorriente y, a pesar de que le boicoteaban constantemente, lo superaba todo y conseguía, con un esfuerzo sobrehumano  que sorprendía a todos, ser nombrado buzo (esto lo explico en plan superresumido, pero en la peli duraba una hora mínimo). 
En ese momento, hicieron anuncios. Yo pensé, lógicamente, que la peli ya era eso: el tío las ha pasado putas, pero, con tenacidad y esfuerzo, lo ha superado todo.
Vuelve la peli, lo nombran buzo, se casa y todo guay... Entonces empiezan a poner imágenes de él ejerciendo de buzo y yo pienso: "Joder, la peli ya está, vale, es muy bueno, sí, pero ¿por qué siguen?".
Se ve un rescate en el que él participa y, obviamente, toma las riendas del asunto y lo hace muy bien, pero, de pronto, ocurre un accidente y una cuerda que ha quedado suelta o no sé qué le cercena la pierna.
Esto no me lo esperaba en absoluto y  pensé, “Joder, esto es una pantalla nueva”.
A partir de aquí todo se dispara. Lo meten en el hospital, le dicen que no podrá ejercer de buzo, viene su mujer a buscarlo, etcétera. Pero, ojo, que el tío no se ha rendido, dice que él quiere seguir siendo buzo. Su mujer y los demás le dicen que eso es imposible. Él dice que no y que se entrenará para ser buzo, aunque sea con una sola pierna. La mujer, que está criando sola a sus hijos y ya ha tenido que aguantar carros y carretas por su empeño de ser buzo, le hace elegir entre su proyecto loco o su familia. Él elige su proyecto loco y la mujer lo abandona.
Está claro que el tío va en una línea recta clarísima.
Entonces se enzarza en un juicio con la Marina para demostrarles que, aun sin pierna, puede ser buzo.
Entended que yo vivía esto como un plus raro de la película: para mí hacía rato que debería haber acabado, pero, en cambio, seguía y seguía hacia un terreno cada vez más estrambótico.
Ya era muy tarde y empezaba a darme todo mucho palo, así que decidí apagar la tele e irme a dormir, pero, un segundo antes de apagarla, me pasó algo raro: me pareció ver al protagonista, el negro sin límites, mirando a cámara. Mirándome a mí.
















MI FINAL
Entonces, de camino a la cama, me asaltó una idea: que ese fuera el final de la película. Él mirando a cámara durante 10 minutos. Que en ese tiempo el espectador entendiera, de algún modo, que el protagonista no era una actor que había interpretado la historia real de un hombre, sino que era el propio hombre el que recreaba su historia. Había conseguido convencer a todos para hacer una película contando su historia y, ahora, esa peli era un paso más en su lucha para ser buzo.



No estabas ante un relato estático y finito, sino ante un elemento aún activado que seguía funcionando en el mundo real. Una piedra en tu salón lanzada desde la calle.
La trayectoria de la peli había dado un giro de 90º y pasaba de ser algo que ves pasar delante de ti de izquierda a derecha  (como quien ve pasar un coche) a algo que, de pronto, gira, se sale de la carretera y se mete en tu mundo.




En su obsesión ridícula por ser buzo ese hombre había llegado a meterse en tu casa para pedirte explicaciones. Al final había llegado a ser el buzo más grande de todos. Uno capaz de sumergirse en otra realidad ;) 


Esta semana nos titula: Eva Hache