domingo, 12 de febrero de 2012

LA LUCIDEZ RADICAL















































































Un complejo mecanismo, entramado de piezas esculpidas con fragmentos de la costilla izquierda de Raymond Roussel, pone en funcionamiento un sistema de poleas que provoca la abolición del tiempo. 
Las cuerdas del sistema de poleas están trenzadas con las lágrimas de los descendientes simbólicos de Roussel: cuando un viento africano pasa entre ellas, se escucha, tenuemente, la voz del poeta pujando en alejandrinos por la subida en Bolsa de su gloria inmortal. 


A los diecinueve años, Raymond Roussel tuvo una visión sobre su fama cósmica. Le esperaba una vida de fracasos. Antes de irse de este mundo, confió en que sus libros le deparasen algo de fama póstuma. La exposición “Locus Solus” en el Museo Reina Sofía demuestra que el futuro germinó a partir del cráneo enterrado de Roussel.


Esta semana nos titula: Judith Colell

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